Lon Chaney
(Colorado Springs, 1883 - Los Ángeles, 1930), apodado "El Hombre de las Mil Caras", fue un actor estadounidense durante la era del cine mudo. Considerado uno de los actores más versátiles de los comienzos del cine, es recordado principalmente por sus interpretaciones de personajes torturados, a menudo grotescos y afligidos, y por su habilidad para el maquillaje.
Sus padres, sordomudos, precisaban de los cuidados del futuro actor, sobre todo la madre, que padecía un reumatismo degenerativo. Como la economía familiar era muy precaria, Chaney se vio obligado a trabajar desde joven, si bien su vocación por la escena acabó llevándolo al mundo del teatro. Se unió a una compañía de cómicos ambulantes, en la que desempeñaba los más diversos cometidos, desde bailarín hasta tramoyista.
Su determinación a seguir en esa profesión le llevó más adelante a trabajar en otra compañía, la Columbia Musical Repertory Company, donde conoció a quien sería su primera esposa, Cleve Creighton, una cantante de escasas facultades, que mitigó sus depresiones y sus deseos de suicidarse con el alcohol. Este matrimonio fue un auténtico melodrama que acabó desembocando en el divorcio. Durante el juicio, Chaney logró conservar la custodia de su hijo, el futuro actor Lon Chaney Jr.
Más adelante se enamoró de otra mujer, la corista Hazel Hastings, que también arrastraba un pasado tormentoso, pues estaba casada con un hombre violento que sufría una minusvalía en las piernas. Hastings logró la disolución de este matrimonio y, junto a su nuevo esposo, inició una vida menos agitada.
Es evidente que toda esta acumulación de circunstancias, desde el aislamiento de sus padres a las dificultades de sus relaciones sentimentales, influyeron en el carácter de Chaney, que siempre sintió una intensa inclinación por los desfavorecidos de la fortuna, los minusválidos y los que sufren a causa del desprecio ajeno. No es extraño, por tanto, que la mayoría de los personajes que luego lo hicieron famoso en el cine estuvieran marcados por esas situaciones, rechazados por la sociedad y casi al borde de la locura por alguna tragedia amorosa o familiar.
Chaney consiguió trabajos aislados en la productora Universal, pero fue su destreza con el maquillaje, adquirida en el teatro, lo que llamó la atención de los productores, particularmente de Alan Dwan. Inició entonces una frenética actividad, acumulando papeles en los que había maquillarse de muy diversas maneras. En particular, fue ganando prestigio por su habilidad para simular deformidades, unas veces empleando prótesis, otras dislocando sus articulaciones, al modo de un artista circense.
Uno de sus papeles más conocidos le llegó en 1923, con El jorobado de Nuestra Señora de París, película de Wallace Worsley, en el que se aplicó una incómoda joroba, deformó su cuerpo con correajes y caracterizó su cara con apliques de goma. Aún más elaborado fue el maquillaje que usó en El fantasma de la ópera, dos años después. Por esas fechas conoció a Tod Browning, quien lo dirigió en una de sus películas más conocidas, Garras humanas, donde recurrió a un arnés para dar la apariencia de que carecía de ambos brazos. Precisamente fue Browning quien pensó en él para el papel principal de Drácula. Era el año 1930 y Chaney parecía el intérprete ideal para el vampiro que el actor Bela Lugosi ya hizo famoso en los escenarios de Nueva York, protagonizando la adaptación teatral de la conocida novela de Bram Stoker.
El proyecto entusiasmó a Chaney, pero, para su desgracia, nunca llegó a llevarlo a término y fue Lugosi quien lo sustituyó. La causa era un cáncer de laringe que iba minando gravemente su salud. Falleció ese mismo año, rodeado de los suyos. Su hijo, Lon Chaney Jr., trató de suceder a su progenitor en el género de terror, pero apenas consiguió papeles de relevancia. La historia de Lon Chaney fue contada en 1957 en la película El hombre de las mil caras, con James Cagney en el papel de protagonista.
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viernes, 16 de marzo de 2012
Lon Chaney
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