La mula
La pequeña y nerviosa mula era maltratada y vejada por su dueño, que mas bien parecía su enemigo. Después de transportar una pesada carga y antes de llevarla a la cuadra fue una vez más apaleada por cualquier motivo. Pero esta vez se defendió y doblando su largo cuello mordió a su verdugo en un hombro, produciendole una gran herida con sus formidables dientes.
El hombre tubo que ir a curarse la herida lleno de rabia pero con la firme idea de volver y continuar moliendo a palos a la pobre bestia.
Mientras tanto su lengua saboreó la sangre que había manchado sus grandes labios y sus enormes dientes. Le gustó el sabor a sal y hierro, se parecía bastante a la verde hierba solo que con otro color.
Mordió a una cabra y le gustó, pero no tenia el sabor del hombre.
Esperó. Sabia con toda seguridad que vendría a completar su castigo y esta vez después del mordisco con más saña.
Cuando llegó no le dio tiempo ni a levantar la vara, la mula ya le había mordido en el cuello desgarrandoselo. Con el hombre ya en el suelo, el animal volvió a probarlo y sació su apetito.
Narciso del Río